TEMA 24: UN NUEVO COMIENZO PARA NOSOTROS

PARA EDUARDO EN SU 40 ANIVERSARIO CON SRI AUROBINDO

El Amo y Señor de la existencia se oculta en nuestra ignorante naturaleza, sin que nosotros sepamos lo que somos y Él tampoco en ella se reconoce o acuerda.

Presa de su auto-olvido, juega al escondite consigo mismo, sometiéndose a su propia Energía-Fuerza que crea y destruye para seguir creando. Inmerso en un mundo de fuerzas en choque y agregación, preso de la belleza de la caótica desarmonía de Natura evolutiva, instrumento y campo de SU infernal juego.

El Amo y Señor del juego vaga en secreto, dentro de nuestra casa con nombre humano, como soberano que no ejerce su poder, delegando en su válido, el ser humano, donde EL no se acuerda de sí mismo.

El Amo y Señor del juego, vive en el hombre como en su casa; ha hecho del universo su terreno de juego, y en hombre es el jugador «EL QUE JUEGA» desconociendo su origen y devenir, encerrado en la forma humana experimenta las infinitas posibilidades de Su Creación.

Como un inmenso estadio construido para el despliegue de su Poder.

Omnisciente, acepta ser Inconsciente y vivir en nuestro estado de oscuridad,

Divino, EL adopta formas de animal o de hombre; y se somete a sus reglas y experimenta los choques de fuerzas en lucha y combate desde el alfa creacional.

Eterno, EL aprueba el Destino y el Tiempo, asumiendo el impredecible devenir de su ignorancia, su fragilidad ante las posibles circunstancias de la vida temible y temerosa.

Inmortal, EL acepta morir y juega con la mortalidad, sabiendo de antemano que moriría millones de veces, durante eones, era su fin la muerte.

Él Plenamente-Consciente se aventuró en la Ignorancia, que no sabe de EL.

Él Plenamente Dichoso admitió ser insensible. se convirtió en burda materia, en una suerte de apariencia muerta.

Encarnado en un mundo de dolor y de lucha, acepto como hombre luchar y sufrir como medio alquímico de su esplendoroso y Sublime Reencuentro.

ÉL se pone el gozo y la aflicción como un ropaje, la aparente desarmonía como una oportunidad, el miedo y el coraje como una ocasión, la vida miserable como su escalera de ascenso en su experiencia Redentora y bebe su sangre derramada por la Vida, como la experiencia de un Vino vigorizante en su ascenso hacía la Infinitud.

En el conocimiento espiritual del yo están los tres pasos de su auto-realización que son, al mismo tiempo, tres partes del conocimiento único. El primero es el descubrimiento del alma, no del alma externa del pensamiento, la emoción y el deseo, sino la secreta entidad psíquica, el divino elemento dentro de nosotros.

Cuando resulta dominante sobre nuestra naturaleza, cuando somos conscientemente el alma y cuando la mente, la vida, y el cuerpo toman su verdadero lugar como sus instrumentos, tomamos conciencia de una guía interior que si conoce la verdadera Verdad, el verdadero Bien, el verdadero Deleite y la verdadera Belleza de la existencia Toda, controla el corazón y el intelecto mediante su ley luminosa y conduce nuestra vida y ser hacia la integridad espiritual. Incluso dentro de las obscuras obras de la Ignorancia tenemos un testigo que discierne, una luz viviente que ilumina, una voluntad que rechaza descarriarse y separa la verdad de la mente de su error, separa la íntima respuesta del corazón desde sus vibraciones ante un erróneo llamado y una errónea exigencia sobre él, y separa el verdadero ardor y plenitud de desplazamiento de la vida desde la pasión vital y las turbias falsedades de nuestra naturaleza vital y sus obscuras auto-búsquedas.

Éste es el primer paso de la auto-realización, para entronizar al alma, al divino individuo psíquico en el lugar del ego. El paso siguiente es tomar conciencia del yo eterno innato en nosotros y uno con el yo de todas las cosas. Esta auto-realización libera y universaliza; aunque nuestra acción aún proceda en la dinámica de la ignorancia, ya no la traba ni la lleva por mal camino, porque nuestro ser interior se aposenta en la luz del auto-conocimiento.

El tercer paso es conocer el Ser Divino que es a la vez triuno: nuestro supremo Yo trascendente, el Ser Cósmico, fundamento de nuestra universalidad, y la Divinidad interior de la cual nuestro ser psíquico, el verdadero individuo evolutivo en nuestra naturaleza, es una porción, una chispa, una llama que crece dentro del Fuego eterno del cual se encendió y del cual es el testigo siempre vivo dentro de nosotros y el instrumento consciente de su luz, poder, dicha y belleza. Consciente del Divino como el Maestro de nuestro ser y acción, podemos aprender a convertirnos en canales de su Shakti, el Divino Poder, y actuar de acuerdo con sus dictados o su regla de luz y poder dentro de nosotros.

Nuestra acción entonces no será dominada por nuestro impulso vital ni gobernada por una norma mental, pues actúa de acuerdo con la Verdad permanente aunque plástica de las cosas, (no la que la mente construye, sino la superior más profunda y más sutil verdad de cada movimiento y circunstancia como la conoce el conocimiento supremo y la exige la suprema voluntad del universo).

La liberación de la voluntad sigue a la liberación del conocimiento y es su consecuencia dinámica; es el conocimiento que purifica, es la verdad que libera: el mal es el fruto de una ignorancia espiritual y desaparecerá sólo mediante el crecimiento de una conciencia espiritual y la luz del conocimiento espiritual.

La división de nuestro ser del ser de los demás puede sólo remediarse eliminando el divorcio de nuestra naturaleza de la realidad-anímica interior, mediante la abolición del velo entre nuestro devenir y nuestro auto-ser, mediante la conexión del alejamiento de nuestra individualidad en la Naturaleza con el Ser Divino que es la Realidad omnipresente en la Naturaleza y por encima de ella.