TEMA 12: ACERCA DE LA MEDITACION

Y de nuevo se plantea la cuestión. ¡Cuánto se ha escrito sobre la teoría y la práctica de la meditación! Cuántas clases de meditación han sido expuestas para resultados inmediatos…Pero no parecen haber ayudado mucho a los presupuestos entusiastas. Casi a diario alguien se presenta para preguntar cómo meditar. Y hay una gran cantidad de personas que preguntan por algo tan ambiguo como, qué es la meditación. El otro día un visitante inteligente mencionó que un amigo suyo había dedicado años a la práctica de la meditación y sin embargo no había conseguido nada. ¿Existe alguna ayuda para esas personas frustradas?


La dificultad para contestar tales cuestiones es que la mayoría tienen ideas preconcebidas sobre lo que es la meditación, o lo que debería ser. Piensan en términos de “cursillos”; algunos incluso en cursillos acelerados. Les toma tiempo comprender que no hay un proceso de meditación, sino cientos. El sistema de meditación indicado para ti, depende de la finalidad que persigas. Aunque desde luego hay ciertos aspectos que son comunes a todos.

Para empezar, sentarse simplemente con los ojos entornados no es meditación. Te sientas en esta postura y dejas que las cosas ocurran. Los pensamientos se precipitan, dan vueltas porque la mente no tiene otra cosa en qué ocuparse. Puedes estar sentado durante horas, pero no es probable que nada vaya a ocurrir. Tienes que tener un objetivo. Por ejemplo: Paz, Silencio, Dios, Shiva o Krishna, tu Maestro o cualquier tema de tu predilección. Es fácil empezar con este enfoque. Pero muy pronto pensamientos confusos y perturbadores parecen interferir y sales por la tangente…Necesitas regresar a tu centro. Esto requiere práctica. Debes poner en práctica el sentarte a meditar a horas regulares. En lugar de sentarte varias horas a la vez, es aconsejable hacerlo por breves periodos de tiempo varias veces al día. Esto ayuda a acostumbrar al organismo a la práctica de la meditación. Sri Aurobindo dice que más horas de meditación no implican más progreso. Lo importante es lo que sucede durante las sesiones de meditación. ¿Es lo que la Madre llama una meditación estancada o es una meditación dinámica?

Meditación estancada es en la que dejas que las cosas sucedan. Lo que es preponderante en tu naturaleza, en esos momentos se apodera de ti y te domina. Estás pasivo. Si quieres obtener algún provecho, la meditación ha de ser activa. Debes estar atento para rechazar movimientos irrelevantes y promover los que sustentan tu aspiración. Ahora bien, el objetivo de una meditación sincera es alejarte de la barahúnda de la vida diaria y entrar en un estado de consciencia que te aleje de las presiones de la naturaleza –por lo menos de momento- y te confiera sosiego y receptividad para que pueda establecerse la paz y la calma en tu ser. Aprenderás a sintonizarte con una consciencia más elevada y profunda. Cada sesión te ayudará a forjar esta unión una y otra vez, hasta que se vuelva natural.

Al principio tal vez te duermas. Es normal. Porque cuando el cuerpo no está en movimiento y los sentidos están desconectados de sus objetivos exteriores, la primera reacción es caer en la inercia, dormir. Pero esto es solo temporal. Incluso cuando el estado de sueño ocupa la superficie del ser, alguna actividad está en movimiento interiormente. Este sueño no es el mismo que el sueño nocturno en la cama.

En conexión con esto la postura resulta importante. Es aconsejable sentarse erecto: el pecho, el cuello y la cabeza deben estar en línea recta. Esto garantiza la rectitud de la columna vertebral y en consecuencia la libre circulación de energías en el cuerpo. Si la postura es incorrecta o inclinada, hay una evidente obstrucción. Está por demás indicar que la posición horizontal es totalmente inadecuada porque invita al sueño.

Puede suceder, en algunos casos, que cuando uno se va interiorizando, el cuerpo adopte posturas involuntarias. Puede empezar a temblar o a balancearse. Esto indica una cierta falta de equilibrio en el organismo; el cuerpo es incapaz de resistir y mantener el flujo de energías y trata de ajustarse con tales movimientos. Mientras estos movimientos –algunos sumamente torpes- son encomiados como signos de actividad yóguica en algunas escuelas, no son aconsejables en el Purna Yoga (Yoga Integral).Todo movimiento inconsciente debe detenerse y mantenerlo bajo control. Algunas de las asanas del Hatha Yoga ayudan a estabilizar el cuerpo y desarrollan la resistencia del organismo ante las irrupciones de Fuerza que tienen lugar en el Yoga.

Hablamos de meditación activa, entendiendo con esto una práctica que garantice el recto movimiento de la consciencia. La aspiración debe mantenerse viva. En los primeros pasos se necesita encender la llama una y otra vez. Uno de los problemas a que se enfrenta el aspirante es la invasión de pensamientos. De los varios sistemas a disposición del practicante, el mejor es el de no pelear con los pensamientos. Se deben ignorar, centrando la atención en el propósito de la meditación. Los pensamientos podrán moverse en las periferias de la mente. En ausencia de participación de la mente, se debilitan y no presentan mayores problemas.

Algunos tienden a entrar en estado de semiconsciencia. Pero hay que tener cuidado de no estancarse en ellos. Antes de empezar la meditación se debe fijar una fuerte voluntad de no dejarse arrastrar hacia la inconsciencia, y desarrollar también una aspiración creciente hacia una más alta y más profunda consciencia. Una y otra vez debemos recordarnos a nosotros mismos esta necesidad de cruzar el umbral.

Es muy desconcertante que uno se encuentre ultra sensitivo a los impactos externos durante los ejercicios de meditación. Se puede estar en un agradable estado de paz durante la meditación, pero saliendo de ella la más ligera alteración provoca una reacción desproporcionada de cólera, de enfado. Puede ser cosa de un segundo, pero el mal ya está hecho. Esto es debido a la falta de armonía entre la parte que participa en la meditación y el vital que está normalmente dejado de lado. Se resiente de estar pospuesto y arma un alboroto a la primera oportunidad. Es por consiguiente aconsejable tener un extraordinario cuidado después de la meditación para no caer en manos de elementos negativos. De paso hemos de advertir que esta precaución es necesaria cuando se produce cualquier clase de progreso espiritual. Las fuerzas de la naturaleza están al acecho para hundirte en el momento que te sientes satisfecho de tu progreso y realización.

Naturalmente, lo primero que hay que hacer es recogerse interiormente. En general, se está tan disperso en pensamientos, sentimientos e impulsos que se necesita un cierto esfuerzo para desconectar todo nuestro ser de ese influjo exterior. Pero, ¿dónde podemos replegarnos? Existen dos centros –o tres- que pueden sugerirse. Uno de estos centros puede ser la región del corazón Anahata Chakra. O bien el centro situado entre las cejas Ajna Chakra. O, también, encima de la cabeza Sahasrara Chakra, o detrás de ella. Gradualmente uno va restringiendo las áreas de percepción y se recoge en cualquiera de estos centros. ¿Cómo decidir cuál escoger? En general, la propia naturaleza te indica el lugar más apropiado. Uno se inclina naturalmente hacia el centro que la propia naturaleza le ha dispuesto. No es fácil apartarse de todas las preocupaciones por este sistema. Invertir la tendencia de la propia naturaleza es una tarea que reclama una gran fuerza de voluntad. Unas cuantas respiraciones profundas pueden ser muy eficaces en esta etapa para sosegar los múltiples movimientos de la naturaleza y controlar la mente. No hablamos aquí de Pranayama, que es una ciencia en sí mismo, aplicable a otros propósitos. Haced una respiración más lenta, observadla y descubriréis cómo os vais sosegando. Es fácil entonces situarse de un modo estable en el centro escogido.

Las facultades así recogidas necesitan un foco, o punto en el que concentrarse, para estabilizarse. Aquí comienza la etapa de la concentración, que tan a menudo se confunde con la meditación. En la concentración, fijas tu atención en algo. Puede ser una imagen, una llama, o una efigie de la Deidad (lo que te hayan indicado), o de tu Gurú; puede ser un sonido, un mantra dado por el Gurú. O puede ser también una Idea; por ejemplo: Dios como Amor, como Belleza, como Paz, como Shakti, etc. Debes detenerte, concentrarte fijamente en ello. Aunque el fluir de los pensamientos te distraiga, debes retornar inmediatamente a tu tema de concentración cada vez que te das cuenta de ello. Se sobreentiende que esta clase de concentración no puede ser una operación prolongada. Es menester dejar que la consciencia fluya por el tema elegido, que se introduzca en él y lo desarrolle de diversos modos. Ese proceso de introducirse y de fluir de la consciencia en un movimiento centralizado en un objetivo o tema central es lo que constituye la meditación Dhyana. Tu mente, entonces, se puede decir que fluye como el aceite en la mecha de una lámpara, de un modo estable y continuo.

Sucede algunas veces que en el transcurso de este ejercicio, cuando estás sumergido en el proceso de la meditación, todo en tu cuerpo adquiere un ritmo más lento. La circulación de la sangre, el ritmo cardíaco, el pulso, van cada vez más despacio hasta el punto en que llegas a temer el paro total. Surge incluso el temor de que pueda producirse la muerte. Es una experiencia enervante que muchos han tenido, y algunos han huido de ella con verdadero pánico. Pero es sólo una reacción nerviosa. Aunque la respiración física por su lentitud llegase a un punto de cesación, existe una respiración sutil que te mantendría con vida. El temor, pues, es injustificado. Sri Aurobindo asevera que es el miedo del ego ante la perspectiva de ser absorbido por el Infinito. Ten esto en cuenta, y podrás sonreír si ese temor se origina en ti durante la meditación.

En el curso de la sesión, puedes tener visiones. Pueden referirse a posibles acontecimientos o a configuraciones visuales de tus íntimos deseos o temores; pueden ser imágenes o colores, la mayoría de carácter simbólico. Aunque existen significados tradicionales concernientes a estas formas simbólicas, el significado exacto tiene mucho que ver con la propensión de tu naturaleza e incluso de tu entorno. No te precipites en querer interpretar estas visiones. La mayoría acontecen en el plano vital; no son necesariamente espirituales. Igualmente puedes oír diversos tipos de sonidos El Yoga-Shastra habla de diez clases de sonidos: notas de flauta, címbalos, sonidos de criquet, el rugir del mar, etc. No los sobrestimes, tampoco. En general, ambas cosas, visiones y sonidos son señales indicativas de que tus sentidos sutiles se han abierto y se han tornado activos en los planos sutiles de tu ser. Percibe todo esto con espíritu desapegado. Si los sonidos persisten, incluso en otras horas, cuando estás ocupado en otros asuntos, ignóralos. Todo volverá a normalizarse al cabo de un cierto tiempo.

Lee cuidadosamente lo que ha dicho Sri Aurobindo sobre lo que él llama la Zona Intermedia, donde se presentan brillantes experiencias que captan tu atención. Generalmente se dirigen a tu ego e intentan desviarte de tu objetivo. Por supuesto, no todos deben pasar por esa Zona. No todos tienen las visiones, o las experiencias de sonidos que acabamos de señalar. Mas, por esa razón no pienses que no estás progresando en la sadhana. Lo que realmente importa es el crecimiento de la consciencia, no el tener o no tener esas experiencias.

Y el crecimiento de la consciencia espiritual se deja sentir de una manera inconfundible. Dejas de estar inquieto; hay más calma y serenidad en tu persona. No te contrarías fácilmente por lo que pueda suceder; hay un desasimiento creciente, una mayor ecuanimidad. Desarrollas una confianza inquebrantable en la Gracia Divina, desaparece el miedo. Podrás comprobar fácilmente si hay o no hay progreso en ti a través de tus propias reacciones y respuestas a los aconteceres de la vida diaria.

La Meditación sus fundamentos y su proceso de M.P.Pandit